El resentimiento constituye lo prohibido en sí para el enfermo: su mal, por desgracia también su tendencia más natural. Esto lo comprendió aquel gran fisiólogo que fue Buda. Su «religión», a la que sería mejor calificar de higiene, para no mezclarla con casos tan deplorables como es el cristianismo, hacía depender su eficacia de la victoria sobre el resentimiento: liberar el alma de él, primer paso para curarse.
«No se pone fin a la enemistad con la enemistad, sino con la amistad»;
esto se encuentra al comienzo de la enseñanza de Buda; así no habla la moral, así habla la fisiología.
Ecce Homo - Friedrich Nietsche
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