1. Aprendí de mi abuelo Vero: su bondad y no enojarme con facilidad.
2. De la reputación y memoria dejada por mi padre: la decencia y la virilidad.
3. De mi madre: su sentido religioso, su inclinación a dar cuanto tenía y abstenerse
de cualquier acto de maldad, así como su vida sencilla, lejos de toda clase de lujos
y vanidades.
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