No la vi con ojos de neurólogo sino con ojos humanos. Al acercarme se volvió a mirarme y, con una amplia sonrisa, sin palabras hizo gestos que parecían decirme: ¡ Mira que hermoso es el mundo!. Luego profirió una serie de exclamaciones poéticas: 'primavera', 'nacer', 'crecer','sentir','volver a la vida'....
Mientras la contemplaba sentada allí en el banco (disfrutando no sólo
de una visión simple de la naturaleza sino de una visión sagrada) pensé
que nuestras «valoraciones», nuestros enfoques, son ridículamente
impropios. No nos muestran más que déficits, no nos muestran
potencialidades; sólo nos muestran rompecabezas y esquemas, cuando
necesitamos ver música, narración, juego, un ser comportándose
espontáneamente a su propio modo natural.
Oliver Sacks
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